PEDRO ÁNGEL GONZÁLEZ: Nació en Santa Ana del Norte (Estado Nueva Esparta), el día 9 de septiembre de 1901. Algunos años más tarde su padre se traslada a Juan Griego y el niño comparte su tiempo entre la escuela, el trabajo en el taller de sombrerería paterno y la pintura, hacia la cual mostró desde pequeño viva inclinación. Con una pequeña beca otorgada por la Gobernación de su Estado natal, se trasladó a Caracas en 1916 para seguir estudios en la Academia Nacional de Artes, dirigida por Manuel Felipe Herrera Tovar. En 1921 entró en contacto con los integrantes del Círculo de Bellas Artes, con cuya actitud ante la pintura llegó a sentirse más identificado que con los postulados académicos. Durante varios años se vio obligado a ejercer variados oficios para subsistir: contratista de pintores-decoradores, dibujantes, diseñadores. El escultor Raúl Santana, quién había estudiado las técnicas del grabado en España, le trasmite el interés por tales procedimientos, lo cual, unido a su trabajo en una empresa publicitaria, lo lleva a realizar distintos diseños gráficos; así se convierte en el pionero en Venezuela de la técnica del intaglio (grabado en metal en bajo o alto relieve). En 1926, debido a un severo proceso de autocrítica, decide retirarse de la pintura, actitud en la cual persiste durante diez años. En 1936, a raíz de la reforma de la Academia de Bellas Artes y de su transformación en Escuela de Bellas Artes y Artes Aplicadas de Caracas, se le encomienda la organización del Taller de Artes Gráficas, desde el cual desarrollará una extensa labor docente durante diecisiete años. Ese mismo año marca asimismo su decisión de retomar la pintura. Entre noviembre de 1959 y abril de 1960 desempeñó la dirección de la Escuela "Cristóbal Rojas". Desde 1975, por decisión del Ejecutivo del Estado Nueva Esparta, la Escuela de Artes Plásticas de La Asunción lleva el nombre de "Pedro Angel González". Retirado de la actividad docente, continuó pintando hasta poco antes de su muerte, ocurrida el 11 de marzo de 1981. Juan Calzadilla al referirse a su personalidad artística señaló: "Con Pedro Angel González ha desaparecido uno de los últimos testigos, tal vez el más informado de los procesos del moderno arte venezolano. EL conocimiento que llegó a adquirir este pintor no se redujo al género que cultivó ni a la obra de los integrantes de las generaciones que le fueron contemporáneas. Fue la suya una cultura abierta y dinámica". Su mayor afinidad técnica habrá que encontrarla, por supuesto, en Cabré. Como éste, González evolucionó hacia un paisaje de gran amplitud atmosférica donde la luminosidad es el problema principal. A la par que dejaba testimonio del paisaje de Caracas, Pedro Angel González asistió también a los profundos cambios de la topografía. El estilo del pintor se adaptó a estos cambios, se hizo también un estilo arquitectónico: de los enfoques limitados pasó a las vistas generales, en la medida en que la relación con la ciudad se volvió menos íntima, y el paisaje se elevó ladera arriba hacia el Avila que, como una náufrago, se estiró más en el cielo pálido. Año tras año, Pedro Angel González se fue convirtiendo, sin quererlo, en el cronista de las transformaciones ecológicas y vio también sucumbir, en su propia obra, este paisaje que estaba arruinado. Así también su colorido se tornó en los últimos años más encendido, como volviéndose más autónomo e interior, como buscando en sí mismo lo que la naturaleza cada vez proporciona menos". Está representado en la Sala Permanente del Museo de Arte Contemporáneo "Francisco Narváez" en Porlamar.